coguta

Nuestras convicciones son muy diferentes y va a ser difícil que coincidamos en algo. He tenido la oportunidad, por suerte o por desgracia, de estudiar la historia, es una de mis pasiones, de lo que hoy es España. No he encontrado muchas cosas buenas, de las que nos podamos sentir orgullosos, las pocas que he encontrado han sido consecuencia de la voluntad y el trabajo de personas excepcionales (la mayoría murieron de forma injusta y trágica o acabaron olvidados en el exilio) en su época, casi ninguna como fruto de una estrategia colectiva con el fin de modernizar y dignificar la vida de los españoles.

No creo que seamos la antítesis de la democracia, o somos demócratas o no lo somos. Como ya he dicho, ninguno venimos al mundo por voluntad propia, es por esto, y siendo conscientes de la época histórica que nos ha tocado vivir y el grado de madurez de la humanidad, que debemos de entender y tolerar todas las sensibilidades que sean respetuosas con la dignidad humana. Si yo fuera nacionalista español sería hipócrita , intolerante y cínico si pensara que aquellos que tienen otra patria en el corazón son unos intolerantes.

No solo veo casi todo el pasado de forma vergonzante, también el presente y el futuro cercano. La corrupción política, de plena actualidad, y al terrorismo de estado, parece que ya está erradicado, son dos ejemplos de las vergüenzas nacionales. Sobre el terrorismo de estado hubo y hay mucha hipocresía. Sobre la corrupción, unos van a la cárcel, como debe de ser, y a otros les dedican plazas o calles y les incentivan económicamente por los servicios prestados.

En lo único que coincidimos algo es en la visión que tenemos de la mayoría de nuestros políticos, aunque no por las mismas razones.

No es resentimiento es mala leche.

¿Tendenciosa?, ¿manipulada?, ¿peligrosa amnesia?. Analice su última afirmación.

Mientras hago este escrito escucho unas declaraciones del presidente del BBVA apelando a la necesidad de un pacto nacional económico y social para atacar la grave situación que padecemos. «La recuperación de la economía española es una tarea de tal envergadura que exige el esfuerzo, el sacrificio y la implicación de todos» . Esto es cordura y patriotismo, a ver si le hacen caso.

Aunque creo que para que hicieras una interpretación cabal de lo que lees seria conveniente que acudieras a clases de repaso de lectura. Puede que sepas leer, eso seria peor, tendrías un problema irresoluble.

Todos sabemos, o deberíamos saber, que nuestro sistema político es el fruto de un consenso entre los partidos que en un momento dado formaban el poder legislativo. Debemos de decir que, al parecer, fue un duro trabajo, pleno de renuncias y sacrificios por parte de ¿todos?, condicionado por el brutal pasado. He puesto signo de interrogación en todos porque el tiempo nos ha dicho, que para algunos de aquellos, el consenso o constitución fue un mal necesario para tapar sus responsabilidades y mantener sus privilegios. Todo este rollo viene a cuento por la alusión que haces a las miserias de nuestros políticos y estamos bastante de acuerdo, aunque creo que son una muestra pequeña pero fiel de lo que somos la ciudadanía. Tenemos un sistema de convivencia basado en la democracia parlamentaria, sistema que creo excelente para una sociedad madura. A la humanidad aún le faltan algunos lustros o siglos para llegar a ese estado, creo que nos hace falta mucha educación para la ciudadanía. Esto último no es nada nuevo, ya se dijo hace unos pocos siglos.

De los descalabros económicos y sus traumáticas consecuencias. Diré, de momento, que vivimos los inicios de una crisis sistémica que en unos pocos años va a cambiar radicalmente nuestro sistema de vida. Aumentaran nuestras desgracias y miserias pero también creo que puede ser el comienzo de un futuro mejor. Aquí en nuestro pueblo, si actuamos de forma rápida e inteligente, podríamos acabar con décadas de decadencia. Vamos a dejar nuestras miserias aparcadas definitivamente, vamos a pensar seriamente que es lo que necesitamos y que es lo que podemos conseguir con nuestros mas de doscientos kilómetros cuadrados de tierra y agua, y los recursos e inteligencia de todos aquellos que se sientan garrovillanos, vivan donde vivan.