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Puestos a contar…contemos toda la verdad

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D DR.HOUSE
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El Falso héroe:
EL CHE GUEVARA, un mito construido a partir de un estrepitoso fracaso
El 9 de octubre se cumpliran 40 años del fusilamiento del Che Guevara, terrorista internacional, responsable del baño de sangre que asoló a Latinoamérica en las décadas del setenta y el ochenta.

“Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle que tenga un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego…atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerle sentir una fiera acosada por cada lugar que transite”.

Estas palabras, tremendas por el contenido que encierran, no fueron proferidas por ningún líder del Hezbollah, del Hamas o de la Jijad Islámica ni por ningún fanático militante de Al Qaeda o la ETA. Fueron escritas y enviadas a la “Tricontinental”1 en el mes de mayo de 1967 por Ernesto “Che” Guevara, desde el corazón de la selva boliviana. Las mismas reflejan claramente el sentir y las intenciones de quien fuera, junto a Fidel Castro, el número uno de la Revolución Cubana. “Llevar la guerra…a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total”, es decir, matar en cualquier sitio de manera fría e indiscriminada.

De haber pronunciado Hitler o Bin Laden la misma arenga, lloverían sobre ellos el más genuino rechazo y la justa condena de todo el orbe internacional, pero por el simple hecho de haber sido pronunciadas por Guevara, se las justifica y considera como “justa reivindicación” de la lucha de clases.

Quien llegó a afirmar e incluso poner en práctica el plan de crear “…dos, tres varios Vietams” no dudaba en incentivar a sus seguidores a asesinar inocentes, fueran ellos hombres, mujeres o niños, en cualquier lugar y a cualquier hora. La historia de los pueblos de América a partir de la década del sesenta, habla por sí sola al respecto. Porque queda claro que quien exhorta a llevar la guerra a los hogares, a los sitios de esparcimiento o a los lugares de educación, está hablando de crímenes contra la humanidad; contra la población desprevenida e inocente.

Y así lo hizo: el Che Guevara, profeta del odio y engendro del mal fue inspirador y responsable de la guerra subversiva que bandas terroristas desencadenaron en la Argentina en la década del setenta abriendo una herida que muchos se empeñan en mantener abierta.

El Che Guevara era un hombre culto e instruido, perteneciente a la más rancia estirpe rioplatense. Por eso el crimen de sus palabras es mayor aún.
Había nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, el 14 de junio de 1928, en el seno de una familia patricia entre cuyos ascendientes figuran virreyes, conquistadores, guerreros de la Independencia, gobernantes y fundadores. Incluso, por algunas de sus ramas, se remontaba a lo más conspicuo de la nobleza hispana, como las casas de los Ladrón de Guevara y los Calderón de la Barca.

El Che Guevara fue transformado en un mito internacional cuando, después de unirse a las fuerzas que Fidel Castro preparaba en México para iniciar la revolución en Cuba (1956), asumió el mando de la principal columna revolucionaria y descendió de las sierras para capturar Santa Clara (1 de enero de 1958), después de intensos combates. Desde ese importante punto de la geografía cubana, el ejército del Che avanzó sobre La Habana, ciudad en la que entró triunfante al día siguiente junto a Fidel Castro, Ramón Castro, Camilo Cienfuegos y otros líderes del movimiento. Personalmente dirigió el proceso contra los representantes del régimen depuesto, condenando a muerte a cerca de 4000 personas.

A partir de entonces, Guevara se transformó en un individuo temible, dueño de un poder ilimitado, tan poderoso como el mismo Castro. Nucleó en su persona los cargos más elevados de la nación: presidente del Banco Central, ministro de Industria, comandante de las milicias populares (fuerzas armadas de la isla) y embajador e ideólogo de la Revolución triunfante. Desde ese lugar organizó y dirigió todos los movimientos subversivos que habrían de ensangrentar al continente, adiestrando en las tácticas de la guerrilla y de la muerte que él mismo ideó y expuso claramente en su libro “La guerra de guerrillas”, a combatientes de todos los rincones de la Tierra.
Venezuela, Colombia, Perú y Centroamérica sufrirían en carne propia ese accionar violento que tuvo su origen en la Cuba comunista.
Cuando la Crisis de los Misiles en 1962, el mundo estuvo a escasos minutos del holocausto nuclear, holocausto que el Che intentó desencadenar proponiendo a Castro apoderarse de los misiles rusos para lanzarlos sobre puntos neurálgicos de los EE.UU
……..seguirá.

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