Hijos abandonados en el torno de un convento, cuando no tirados al contenedor de basuras, apaleados y golpeados simplemente por llorar, condenados a muertes por haber sido engendrados, meretrices, drogadictas, que joden y abortan engendros en oscuros callejones, pederastas, violadores y asesinos sexuales de toda clase proliferan impunes ante las acomodadas leyes de los mercaderes del vicio y la depravación.
Cristo va y entra en el hotel. Tres clavos le da al posadero y le pregunta: ¿tiene cruces libres? Madre es el nombre que le dan a Dios los labios y los corazones de los niños.
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