para atravesadores de desiertos

Si analizamos con un minimo de objetividad los últimos años veremos que se ha conseguido avanzar en distintos frentes: la economía experimenta un vigoroso crecimiento, el paro ha alcanzado la cota más baja desde finales de los años setenta, se ha conseguido un superávit en las cuentas públicas, se ha puesto fin a una televisión publica que era un órgano propagandístico al servicio del gobierno de turno, se han reconocido nuevos derechos con la aprobación de diversas leyes, etc.

Y para sorpresa de la ciudadanía la convulsión invade la vida politica española, demasiada crispación. Sin duda es debida a la estrategia del PP, que además del tradicional matonismo de amplios sectores de la derecha española, heredera del franquismo, o no ha digerido su derrota en las urnas el 14 de marzo de 2004 o trata de, revolviendo el agua, tapar sus miserias y sobre todo sus mentiras.

El ser honesto en política no siempre da sus frutos. La intención del Presidente del Gobierno por erradicar definitivamente de nuestra joven democracia los residuos del franquismo se ha encontrando con una enorme resistencia llamado Partido Popular. Su rechazo a Ley de la Memoria Histórica o su negativa a unirse a los demás grupos parlamentarios para condenar el regimen terrorista de Franco en el Parlamento Europeo, le sitúa al lado de los batasunos.

Si decimos que somos demócratas y de verdad lo creemos, tenemos una tarea: no podemos dejar en las manos del PP la baza permanente de la desestabilización de una democracia que tanto nos ha costado. Nuestro voto en las elecciones venideras y en las siguientes es decisivo, determinante. Obremos en consecuencia.