Hoy he descubierto que soy marxista, lo que no me he enterado si soy marxista por Carlos Marx o por groucho marx.
Algunos utilizan la retórica para defender lo indefendible, aplicando unos razonamientos a las ideas de los demás, que bien podrían aplicarlos a sus propias palabras. Otros llegan al insulto (“jilipolleces”) para luego quitarlo no sé si para corregirlo ortográficamente o para censurarlo, eso sí es orwelliano, lo que se borra no existe y no ha existido jamás. Algunos tienen miedo que se indage en el pasado, pues descubriremos que sus ideas han prevalecido por la eliminación de las otras, incluso por la desaparición violenta de quienes las apoyaban. Acaso tienen miedo que descubramos que sus ideas, por mucha historiografía y mucha retórica de que echen mano, se basan en una gran mentira. ¿Qué sentido tiene para vosotros la ciencia de la arqueología o la antropología?
Mucha retórica y qué, con vuestros dogmas de fe y despreciando todo lo demás es imposible cualquier diálogo con vosotros. Como dicen en mi pueblo “líate con un calvo a pelotis” o si lo quieres como lo dice la Biblia: “ es como echarle margaritas a los puercos “
Os seguiré molestando con el pasado para que historiográficamente lo neguéis, o hasta que algún Gran Hermano me lo impida.
Quedaos con Dios que yo me quedo con la racionalidad.
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