Siempre me resistí aun en las condiciones más adversas, sin darme cuenta me situe siempre en el lugar más arriesgado y siempre fui compadecido por los que se acomodan a los deseos de las clases dominantes, esos que prudentes siempre se arriman al sol que más calienta para no exponerse y se limpian la conciencia con oraciones misticas y contemplativas mientras los demas hacen el trabajo sucio.
Me llamarán, nos llamarán a todos.
Tú, y tú, y yo, nos turnaremos,
en tornos de cristal, ante la muerte.
Y te expondrán, nos expondremos todos
a ser trizados ¡zas! por una bala.
Bien lo sabéis. Vendrán
por ti, por ti, por mí, por todos.
Y también por ti.
(Aquí no se salva ni dios, lo asesinaron.)
Escrito está. Tu nombre está ya listo,
temblando en un papel. Aquél que dice:
abel, abel, abel…o yo, tú, él.
Blas de Otero
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