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Me gusta, no me gusta

Garrovillas de Alconétar Foros Generales La Laguna Me gusta, no me gusta

  • Este debate tiene 4 respuestas, 3 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 9 años, 5 meses por laplaza.
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  • #37378
    laplaza
    Miembro

    Mucho, mucho tiempo lleva La Plaza sin asomarse por éste ágora para cantar sus cantinelas laudatorias o exponer sus cuitas. Cierto es que me he dejado arrullar en los brazos de Morfeo entrando en cierto sopor al sonsonete de su cantos; todo ello sin ocultar que un tal San Roque, por quien tengo cierto aprecio y alguna similitud, me ha ido pisando el pie en los meses que ha estado por la villa; aprovecho ahora que se ha despedido temporalmente, aunque no me fio mucho, para contaros alguna cuestión menor pero que me apetece que conozcáis.

    Ya hace algún tiempo, cuando florecieron por el pueblo señales y pinturas amarillas de esas que se utilizan para regular el tráfico -que no quiere decir que lo mejore- se debatió sobre el asunto. Sin volver al entonces, sí que en estos días, que digo días, meses, de deambular por calles, callejas, travesías y demás calificativos de suelo público, he comprobado el poco respeto, por no decir ninguno, que se tiene a las normas que regulan la vida local; así he comprobado la excesiva velocidad de la que ciertos individuos hacen gala por las calles del pueblo. Sin ir más lejos el otro día por “la corredera” en dirección a la “plaza porticada” y a la altura de la confluencia con la calle “del jhigu”; existe un regulador de velocidad en el suelo al que le falta alguna que otra pieza; un conductor a velocidad más propia de rally que de suelo urbano, intuyo que conociendo bien el circuito, tuvo tal pericia que driblo, cual Ronaldo, el impedimento regulador. En dirección contraria, otro vehículo de características parecidas en color y modelo subía con tal volumen de “música” que hasta el mismo Beethoven hubiera percibido las negras y corcheas que vomitaba por sus ventanillas, eso sin entrar a valorar el gusto de la partitura.

    En ese mismo paseo ocurrió otra anécdota que me viene al pelo y que a alguien he comentado. En la calle Doctor Pardo a la altura de Comadres, un vehículo con cierta categoría se detuvo y el conductor me preguntó por la plaza porticada; ¿cómo?, me hice el sorprendido y le contesté: “aquí no hay ninguna plaza con ese nombre”, mi interlocutor extrañado me contesto: “pues es que han indicado que cogiera la calle corredera y directamente llegaría a la plaza, y ni he visto la calle corredera ni la plaza”, después de excusarme por mi ironía le indiqué correctamente el camino a seguir.

    Todo esto lo cuento porque quiero hacer mención a algo que llevo algún tiempo intentando cuadrarlo y ahora es la ocasión.

    En Garrovillas como en todas las localidades existen los nombre oficiales de las calles y aquellos otros que por mor del tiempo y de la cultura popular de cada lugar se les conocen. En nuestro pueblo tenemos sobrados y conocidos ejemplos: “la corredera”, “la laguna”, “la calli el jhigu” “la calli mendi”, “la calli Pedru Día”, etc. etc., y para mayor gloria mía “la plaza porticada”. Todas ellas calles, plazas y plazuelas tienen lo que sería su nombre propio reconocido; no pretendo con esto que se cambie la denominación, ahora bien, se podría optar por poner debajo del rotulo oficial ¡donde los haya! el nombre localista por el que se conoce, así se reivindicaría tanto el uso local como la locución del “garrovillanu”.

    Ya en algún foro propuse que se solicitase al órgano competente el cambio de Plaza de la Constitución, que anteriormente se llama del ¿cómo era que no me acuerdo?, bueno lo dejo, como fuera qué más da, por el de Plaza Porticada, se evitaría así el devenir en función de los tiempo, además siendo mucha o poca, yo digo que bastante, la labor que está haciendo la AA.PP. sería reconocida por el nombre por el cual se conoce fuera de la localidad; asumiendo que en el pueblo se conoce como “la plaza” simple y llanamente.

    Que diálogo más bonito aquel de:

    -¿Ondi vas?

    -A la plaza a vel si compru algu pa’l armuezu” (refiriéndose a la plaza como mercado). Me gusta.

    Al hilo de esto, que diría el sastre, y dando una larga cambiada, ahora se lleva mucho eso de “me gusta” en cierta aplicación informática, cosa que no suelo usarla porque me parece que no lleva a ningún sitio, salvo el hacer de ese “me gusta”, o no, una discriminación por pertenecer o no a la sexta o al clan. Prefiero si me gusta algo compartirlo o comentarlo, en algunos casos si no me gusta también lo comento, todo ello sin borrar ningún comentario por mucho que no esté de acuerdo con ello.

    Ahora diré que me gusta: pasear por las calles de mi pueblo; hablar con quien me quiera escuchar; tomar “un chato” en cualquier local que lo venda, sin discriminar a ninguno; dar los buenos días o saludar a quien me cruzo en el camino; ver el cambio que se produce en el ambiente por el cambio de estación; apoyarme en el pretil del pozo de “la plaza”; sentarme en las canterías de “la laguna” y ver caer las primeras hojas de las acacias coloreadas de tonos otoñales. Me gusta y lo disfruto.

    No me gusta nada: ser obtuso; bajar la cabeza o esconderme en alguna puerta abierta cuando me cruzo con alguien a quien no quiero saludar; hacer distinción con los industriales y comercio de mi pueblo en función de pertenecer o no a mi “clan”; que riñan a nadie con malos modos y peor educación amparándose en Presidencias, sean locales o de Generalidad; tampoco me gusta que refugiado en la falta de imagen, cuando se escribe en medios públicos, se deje entrever cierta inquina y odio por defender planteamiento enfrentado…

    ¡Hay tanto con lo que disfrutar! También los hay que la vida se les hace más larga porque la amargura prolonga la agonía.

    Ya decía al principio que tenía cierto aprecio por San Roque, pues hasta en esto no puedo ocultar cierta similitud de largura (que diría un flamenco); en fin que si lo veo le doy recuerdo de alguno que otro que lo echa en falta, aunque algunos estarán “rezando” porque se mantenga de momento por las alturas.

     

    Julio Saavedra Gutiérrez

    #109445
    P pardal
    Miembro

    El barrio donde habito al final de la corredera, desolado paisaje de antenas y de cables. Vivo en el númeor siete de esa praza tan bella.

    Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido, que viene de la noche y va a ninguna parte, así mis pies descienden la cuesta del olvido, fatigados de tanto andar sin llegar a encontrarte.

    Moraleja: NO TE FIES por muchos amigos que tengas.

    #109446
    laplaza
    Miembro

    El ocio y la holganza en contra de lo negativo que puedan parecer ambos términos, a mí no me lo parece tanto; todo va en función que cómo y a qué se dedique dicho tiempo, incluso lo que para algunos pueda resultar una nimiedad, yo aprovecho hasta el sonido del agua de los canalones para disfrutarlo. O sea que no me aburro ni cuando estoy aburrido, a veces hasta me gusta aburrirme.

    Dicho lo anterior, ciertas cabezas pensantes usan su valioso tiempo en malmeter, poner falta a los demás y en ver cómo calificar negativamente todo lo que no sea ÉL y sus acciones. No se piensen algunos que piensa en ellos, en cuanto no los necesite, patada a seguir como en el rugbi, y a otra cosa mariposa.

    A lo que iba; estos meses de asueto y disfrute en mi pueblo me ha dado por contar cosas, ya sé que cualquier médico especializado en psiquiatría, o no, le pondría nombre a ese capricho, para mí, no es extravagancia, es una forma de saber y conocer más y mejor las cosas de mi pueblo.

    Empezaré por el espacio que se convirtió desde finales del s. XVIII en el ensanche de la localidad, que luego en el XIX  y XX se usó socialmente para buscar emparejamientos de ellos con ellas; desfiles de moda de temporada; eso sin contar el haber sido Universidad de juegos de infantes y menos infantes; el haber acogido la “flor y nata de la hostelería dedicada a las once”; también durante los años que podríamos llamar “el diecinuevechenco” sufrió la remodelación arquitectónica que hoy podemos disfrutar, que con alguna pequeña variación ha llegado hasta nuestros días.

    Durante este último siglo (XXI) no ha variado mucho el uso, sí las formas, me explico:

    Cuando se “dotó del correspondiente pretil granítico”, que diría el culto; se pensó en que aquellos que se arrellenasen en “las canterías” miraran hacía el centro de la magnífica plaza que es -en otra ocasión diremos el porqué-.

    El pretil consta de 167 piezas que dan forma al polígono irregular, cada una las piezas de granito que dan vista al interior tiene modeladas sus aristas para acomodar mejor a los usuarios, dando vista a lo que fue el pozo, hoy convertido en kiosco. Hay otras 16 piezas más sin rebajar que son las que soportan los correspondientes “bolichis” que delimitan las 8 entradas al paseo que está arbolado por: 8 palmeras, 40 acacias, de las que 32 son de primera planta y 8 de reposición y 2 olmos de bolas que se sitúan donde en su día hubo otro kiosco, este de chuches, como se dice ahora.

    Volviendo al uso y disfrute que los lugareños hacen del espacio, me ha saltado la curiosidad durante estos días, de la diferencia de sus moradores entre la mañana y quienes la usan en horas vespertinas. Mientras que por la mañana la edad media es alta, el sexo en su mayoría es masculino; dándose la curiosidad de que algunos de ellos se sientan hacia el exterior ¿tendrán algún objetivo? Yo si lo sé pero no lo voy a decir. Por las tardes, sobre todo otoñales y primaverales, los usuarios suelen ser mujeres jóvenes que sueltan a sus hijos para que mientras ellos juegan ellas carabean. Los niños aún no han llegado a la edad del “dactilismo”, lo que es lo mismo a decir que aún no tienen móvil, ni “table”, ni consola; todavía están rompiendo zapatos y por agosto jugando al toro. Los accesos a “La Laguna” son también de canterías; en la actualidad se pueden contar 37 piezas, ya que algún acceso se ha embaldosado por aquello de la accesibilidad.

    Otro de los recuentos que he hecho, éste más fácil y menos laborioso, ha sido la composición del pozo de La Plaza. Está compuesto por 9 canterías que formal el brocal, éstas agarradas por otras tantas (9) grapas y las 14 piezas de granito que forman su peana. En su día puse el recuento que había hecho de portales y ventanas en sus distintos niveles.

    También durante mis paseos he comprobado la falta de rotulación del nombre de las calles y la anarquía existente en el modelo. Unos de cerámica, otros de chapa, alguno con diseño propio para homenajear al interfecto y la mayoría inexistentes. En muchos casos debido a la remodelación de la fachada en la que estaba colocado el nombre, que posteriormente no se volvió a instalar ni por parte de quien lo eliminó ni por parte del Ayuntamiento.

    Aprovecharé hoy que ando algo suelto de espacio para hacer dos comentarios sobre hechos ocurridos hace pocos días.

    He comprobado con alegría la visita en el pueblo de “turistas” que aprovechan los últimos días de verano y primeros de otoño; llegan al pueblo atraído unas veces por ofertas de la Hospedería, otras por la posible publicidad que se hace desde Asociaciones, Instituciones, prensa etc.; los veo deambular por calles y plazas con algún plano o guía que orienten su recorrido e informarse de monumento y algo de historia. Esto me ha llevado a pensar que más pronto que tarde Garrovillas está necesitando de una Oficina de Turismo, que si no a horario completo sí que podría tener alguna persona que a demanda, previa concertación de cita, guiara e informara a los visitante del patrimonio local; así como tener en la dicha Oficina ejemplares de los distintos libros –¡que no son pocos!- que sobre la villa se han publicado.

    Cierto es también que este hecho me ha “inrritado” en alguna ocasión. Cuento, hace poco a media tarde algunos visitantes intentaban (fuera de la Hospedería, me imagino que por precio) localizar algún lugar donde cenar. Pues bien, los seguí con la vista y en el recorrido que casualmente hice paralelo a ellos, pude comprobar que en La Plaza, salvo la citada Hospedería, nada de nada, en tres de los bares de La Laguna que preguntaron para poder saciar la necesidad más de lo mismo; se tuvieron que volver sin conseguir que a ningún hostelero se le ocurriera ofrecerle un mísero plato de algún producto propio de la tierra mientras le confeccionaba algo caliente que llevarse a la boca.

    Termino, prometo que seguiré contándoos mis peripecias mientras me permitan estar por estos lares, recontando algo que me parezca interesante y ponerlo en vuestro conocimiento, mientras tanto echaré algún rato con mi amigo y homólogo San Roque por si hay algo digno de mención.

     

    Julio Saavedra Gutiérrez

    #109447
    laplaza
    Miembro

    En el comentario que escribí el día 10 del pasado mes de Octubre hacía alusión a la anarquía en la rotalación en las calles del pueblo. Hoy me he encontrado un artículo que lo voy al poner a vuestra disposición. Refrán del día: «hace más el que quiere que el puede».

     

    http://www.ileon.com/actualidad/035971/la-palra-del-rebollal

     

    #109448
    salva1
    Miembro

    Partiéndo de la base de que nuestro pueblo está construido de forma radial, asina lo entiendu yo, espacio grandes llamados plazas u plazoletas desde dondi las calles   parten de éstas . Ejemplu la Corredera debería haberse enumerado, que quizás lo fué, desde la plaza a la laguna ,supuesto que la primera fue construida antes,y la calle tiene su origen ahi ,pero sin embargo el número 1 y 2 estan pegados a la Laguna y el 87 y 92  ( me paji ) pegados a la Plaza .,Quien  puede explicar este error . 

     

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