La Crisis

Aviso a navegantes, estamos asistiendo a una de tantas crisis cíclicas – cada 25 o 30 años–, según los economistas, del único modelo económico a nivel mundial que ha triunfado, el neoliberalismo. Este neoliberalismo, que cuando era niño pequeño fue sacudido por el crack del 29, entonces no estaba la economía globalizada como hoy, tuvo que hacer frente a la reconstrucción de la Segunda Guerra Mundial, posteriormente fue afectado de nuevo en el 73 y 79, demostrando la importancia y la dependencia de las fuentes de energía fósiles, y después hundió toda la banca nipona en el 97, todo con la misma receta para solucionarlo, la intervención del estado, el “socialismo de ricos” que con dinero público salva grandes empresas enriquecidas con la especulación.

Ya Angela Merkel en 2006 proponía un sistema de control económico mundial, que detectara e intentara atajar una situación de este tipo, pero EE.UU. y Gran Bretaña pusieron freno a la iniciativa alemana. Mientras las vacas eran gordas todos contentos, pero cuando quiebran los bancos estadounidenses y tienen que ser sostenidos con fondos públicos, nadie habla del “laissez faire” (dejar hacer), tradicionalmente liberal; volvemos, por tanto, a las doctrinas económicas keynesianas, políticas económicas intervencionistas donde el estado y no el mercado es encargado de controlar los efectos de las crisis cíclicas y recesiones económicas.

Tristemente ningún país afronta bien una crisis global de esta magnitud, y la posición de España es débil, no nos engañemos nosotros no tenemos el poder industrial de EE.UU. o Alemania, contamos con un modelo económico subvencionado, basado en el turismo, (aunque desde los años setenta nos ha funcionado bien), los últimos quince años han estado marcados por el auge del ladrillo sin ninguna regulación ni control, ni oferta ni demanda encontraban techo, hasta que algo completamente artificial ha estallado.

 La solución es la de siempre, este es el sistema económico “menos malo”, volver a políticas neokeynesianas, inyectar dinero de todos a las grandes empresas para que no haya un desastre en cadena, y esperar que el sistema reaccione y no olvide las medidas de control (que no comunismo), cuando vuelvan a llegar las “vacas gordas”, recuerdo el cuento de la Cigarra y la Hormiga, y hoy día, las hormigas están en extinción. Ahora que nadie se asuste al empezar a escuchar la palabra déficit, son malos tiempos para el equilibrio presupuestario, sobre todo cuando es el estado el que tiene que socorrer a la empresa privada.