Un grupo numeroso de paisanos nos reunimos ayer a las 10,00 horas en el cementerio de El Prat, para decirle el último adiós a Serafín ALARCON, muy conocido entre nuestra comunidad por Serafín el de la Marcela (su mujer).
Serafín, creo que ha sido el ejemplo del sufrimiento callado, el reflejo puro de la bondad y de correcto comportamiento con los suyos y con sus semejantes.
Serafín empezó desde muy joven a sufrir , fue uno de aquellos niños del vecino pueblo de Navas del Madroño cuando en aquella maldita guerra a su padre le aplicaron el sumarísimo , como a otros tantos, siendo condenado a la apena máxima que se le pueda aplicar al ser humano.
Corrían aquellos tiempos de escasos recursos y su madre, como es obvio, con todo su dolor tuvo que entregárselo para su cuidado y nutrición a un matrimonio de Garrovillas formado por Rogelio y Teofila , quienes lo aceptaron y lo cuidaron sin distinción alguna como a su propia hija , María.
Serafín, mantuvo siempre contacto con su familia biológica la que a su vez creó un gran lazo de amistad con la adoptiva.
Su sufrimiento se vuelve a recrudecer cuando un loco al volante arrebató la vida de su madre natural , hace unos 38 años, en una localidad del norte de España, donde vivía con los otros dos hijos.
Nunca, pero nunca, ni yo y ni nadie, creo, haya podido escuchar a Serafín hacer comentarios fuera de tono y palabras mal sonantes sobre las injusticias que se cometieron con los dos seres que le dieron la vida. Lo mas brusco que pudo haber mencionado fue es esa frase de “ah que jademus, si asina es la vida “, tampoco nunca perdió el deje ventero-garrovillano.
A Serafín le ha ocurrido eso mismo que dice la biblia, alusivo a Jesús Cristo que, para mayor escarnio le pusieron INRI. Hace unos tres años su mujer Marcela, igual que él en formas, de ahí “Dios lo cría y ellos se juntan”, comenzó a sufrir demencia senil hasta que se apoderó de ella el Alzheimer, dejándola en silla de ruedas y en residencia Geriátrica, a la que sin faltar ningún día iba a visitarla con el trastorno que con lleva el desplazamiento a otra localidad.
No solamente era trastorno el desplazamiento diario, sino que de nuevo a Serafín no se le hace JUSTICIA y pocos argumentos le daban cuando él preguntaba, en los estamentos oficiales, porque tenía que pagar cantidades astronómicas por su Marcela en la residencia y sin embargo otras personas menos de una tercera parte. Su repuesta ante tal injusticia era aquello: “QUE JADEMUS ASINA ES LA VIDA “.
Por fin , después de haber luchado durante tres largos años , Serafín ,sus dos hijos, Julio y M. Carmen logran traer a Marcela a una residencia concertada en el Prat , pero ya fue tarde para EL, de tanto sufrir en silencio se le paró el corazón y no ha visto su ilusión cumplida, tener a su mujer cerca de casa, otra INJUSTICA más.
Que poco pedía Serafín, tener cerca de casa a Marcela, y sin embargo para la burocracia ,que gran esfuerzo debió ser. QUE JADEMUS SERAFIN ASINA ES ESTA INJUSTA VIDA.
Ahí está Marcela en la residencia, junto a otras paisanas, cerca de su casa, de sus hijos nietos, amigos y familiares pero que lejos queda de SERAFIN..
“ QUE JADEMUS ASINA ES LA VIDA”.
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