Ostras, por no emplear una palabrucha o adjetivo más reprochable contra la impotencia, Dalmacio. Nos quedas tremendamente destrozado. Todos, los que te conocíamos, éramos sabedor de que tus largas piernas daban pasos alargados y rápidos y que tu portentosa voz transmitía seriedad y respeto .Tristemente nos sorprendes por no haber hecho uso de ambas facultades y haberte alejado de esta temible enfermedad. Nos extraña que con ese torrente de voz de que disponías no haber discutido con ella y haberla espantado de tu lado. Pero llego a la conclusión de que te ha cogido distraído y cobardemente por la espalda y por eso no has podido alejarte con tus largos pasos y haber discutido estoicamente con ella, de no haber sido así seguro que la hubieras vencido.
A primeros del mes de septiembre de este año, allí, en la esquina de las antiguas escuelas, nos dimos mutuos ánimos y seguidamente nos pusimos a recordar aquél día de la Semana Santa pasada cuando en la tu casina de campo, como tu le decías, junto a nuestras familias y otros amigos lo bien que lo pasamos. Te dije lo bien que hiciste aquellas chuletinas a la lumbri y el guiso que tu mujer, Teodori, le había dado al corderino que nos comimos. Recuerdo que me dijiste pues si el año pasao fueron corderos este año serán borregos y aun lo pasaremos mucho mejor, por que los dos vamos a luchar y a darli palpelu a esta joia enfermedad. Te vuelvo a recalcar, Dalmacio, de que si te hubiera dado la oportunidad de luchar lo hubieras hecho con todas tus fuerzas y brío porque tu espíritu y valentía te hubieran acompañado.
Eras un buen hombre, y querías pasionalmente a todos los tuyos. Eras un gran amigo de tus amigos y un excelente paisano.Fuiste un gran profesional de la construcción como se puede demostrar en los distintos trabajos que has hecho en algunas casas del pueblo, quedando éstos de cariñoso recuerdos tuyos.Eras también un buen constructor de sanas y entretenidas polémicas de distinta índole, defendiendo en ellas tus puntos de vista con aquella portentosa voz, sobre todo en lo político y tu equipo favorito. En estos dos campos si alguien discrepaba contigo tu alta estatura se alzaba mas, pero eso si, testigo soy de ello, de que siempre con el debido respeto a tu oponente. No te quepa la menor duda, Dalmacio, de que en las añejas paredes y boveda que forman la tabernina de Luis, queda grabado el eco de tu portentosa voz para que todos los que contigo allí estuvimos, pasando bonitos momentos, la sintamos en nuestros oídos y corazones.
Adiós DALMACIO,. Hasta siempre PORTENTOSA VOZ
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