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Premios Fotografía y Narrativa de la XI Edición del Almendro en Flor

Se han fallado los premios de Fotografía y narrativa correspondiente a la XI edición de la “Muestra del Almendro en Flor”.

Premios de Fotografía

El premio de fotografía ha sido para Elisabeth Martín Declara con la fotografía titulada “Almendro”

El premio de fotografía ha correspondido a Julio Saavedra Gutiérrez con la fotografía titulada “Flor, hoja, almendra”

Premios de Narrativa:

El premio de narrativa ha correspondido a José María Velaz con el texto “El Almendro converso”

El premio de narrativa ha sido para Margarita García Lázaro con el texto “El Almendro Florido”

Premio Narrativa Infantil

El premio de Narrativa infantil ha sido para Gonzalo Lázaro Cordero con el texto “Los almendros lloran”

Primer premio de fotografía: Almendro Segundo premio de fotografía

 

Primer premio de narrativa: EL «ALMENDRO CONVERSO”

Hay un árbol muy bonito que vive en el paraje de «Gallito», 

a la vera de un camino.

Tiene veinte primaveras, las mismas que hace que mora en aquel «tapado»,

donde lo dejaron plantado.

Dicen las malas lenguas que es «almendro converso»,

y que fue ciruelo de huerto, antes de ser injerto.

Su copa en bello arabesco, su porte -altivo y enhiesto- me hacen pensar, que en efecto, este rumor es incierto.

Dicen que su padre fue almendro «amargo como el carbón’7, y que en las manos de un pastor, en «cuchara jerreña» acabó.

De su madre asimismo se decía, que también fue flor de un día: de bruja se la acusó, por una enfermedad que tuvo, siendo cortada de cuajo.

Parte de su leña ardió, en las «minarías» que se hacen, en el día de San Antón.

La otra parte fue aprovechada, por otro diestro pastor,

que de su tronco sacó,

más de setenta badajos;

a la bruja se la escucha -ahora, dicen- desde el Tajo…, donde pastan sus rebaños.

Ajeno a los comentarios,

él concita la atención,

de vecinos y forasteros, en esta XI edición.

Y cual modelo o actor, las fotografías que le hacen se retocan y viajan a través de ordenador, donde se muestra la belleza de este singular arbolito que se halla allí plantado, en el sitio de «Gallito».

Y le sacan los colores, que refleja, orgulloso, en mil flores.

Asimismo su belleza es motivo de inspiración, de los que buscan un premio, en el certamen de narración.

¡Qué importa que sea injerto, ciruelo o melocotón,

lo que importa es su belleza… y que es bueno de corazón!

Hay un árbol muy bonito en el sitio de «Gallito»,

que se pone «sonrosado», cuando pasas a su lado.

 

Marc Bloc, 2011

 

Segundo premio Narrativa: ALMENDRO FLORIDO

Me levante esta mañana

Y me asome al balcón

Y vi que ya no llovía

Y podríamos celebrar

Nuestro almendro en flor

Por veredas y láminas

Por carreteras y valles

No veras tu otra cosa

Que los almendros con flores.

Almendros de nuestra tierra

Con sus faldas de volantes

De flores blancas y rojas

Color de pureza y sangre .

Es la fiesta del almendro

Es la fiesta de la flor

Donde todos reunidos

Comeremos con amor.

Esta mañana en el campo

Miraba a mí alrededor

Todo lo veía blanco

Era el almendro en flor.

Algunos en bicicleta

Otros iban a caballo

Y los que iban a pie

Hacían la ruta rezando

Para pedirle a la virgen

Mucha paz para otro año

Adiós fiesta del almendro

Once años llevas ya

Ya eres garrovillana

Como todos los demás.

 

Premio Narrativa Infantil: LOS ALMENDROS LLORAN

Cuando era pequeño, mi abuelo me enseñó a cuidar los almendros, me enseño como podarlos, para que crecieran con más fuerza, me enseño a cortarle “los chupones” que le crecían alrededor, para que no le “robaran los alimentos “. Me enseño a oler sus flores blancas cada invierno y siempre me cortaba un ramillete para llevárselo a mi madre.

Ya he crecido y cuando veo un almendro en flor, siempre huelo sus flores. Este invierno, una mañana que hacia bastante frío, salí a dar un paseo con mi perra Senda, es una perra que aunque todavía es cachorra es muy fina, bueno, como iba diciendo, habíamos andado ya un buen rato, cuando de repente Senda empezó a ponerse nerviosa, porque subió las orejas y no dejo de moverse.

Yo no entendía bien lo que pasaba, pensaba que había visto algún conejo o alguna liebre, pero no, cuando mire hacia arriba lo vi, era un almendro precioso como nunca lo había visto, con unas flore blancas que no parecían reales, la perra y yo nos acercamos muy despacio y yo solo pensaba en oler sus flores, pero antes de que acercara mi nariz a sus ramas, una luz empezó a salir de sus hojas y de repente el almendro empezó a llorar y me dijo lo siguiente:

– Estoy muy triste, todos los árboles estamos muy tristes, los hombres no cuidáis bien la naturaleza, cada vez nos hacéis mas daño.

Yo no sabia que hacer, abrí mis brazos y rodeé el almendro parta darle un abrazo, desde entonces cada vez que estoy solo me da por abrazar a los almendros.

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