Es un honor para mi y mi familia haber podido estrechar tantas manos, haber rozado tantas mejillas, haber contestado tantas, y tantas llamadas de telefono y mensajes en las redes sociales con motivo del fallecimiento de mi padre. Sinceramente no me esperaba, por mi enorme sensibleria hay veces que caigo en falta, a tantisima gente en la ceremonia, en la que por cierto lo pase fatal, hasta el punto de atragantarme con el chicle con el que intentaba calmar mis nervios, al ver a muchos de sus amigos unos tragando saliva y otros con lagrimas en los ojos.
Santiago a muerto, ha sido rapido y sin violencia, sin traumas. Él y yo solos, como tantas veces durante estos 25 años estuvimos haciendo frente a los problemas laborales. Es tal y como yo deseaba, todo ha salido perfecto.
Ahora queda en mis recuerdos pero sobre todo en mi corazon. Gracias a todos.
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