a veces sufro ataques de Razón y dudo si Dios existe. Entonces trato de desterrarla, de rechazarla como tentación que es del Maligno refugiandome en lo irracional, lo trascendente, lo indemostrable, en Dios. Y pazco en los prados que me propone la Iglesia como obediente oveja sin meterme en otros dibujos.
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