Cuando uno camina por las calles tantas veces pisadas, y ve las pequeñasy grandes casas con grandes ventanales para que entre la luz del sol, casas de gruesas y anchas paredes,ventanales de colores dispares,con la tradición de saber que desde esa mi tierra, extremadura, nacieron entre otros ,grandes aventureros y descubridores del nuevo Mundo,le invade a uno el recuerdo de un tiempo ya pasado pero que continua inalterable en la memoria de los que un dia nacimos y crecimos en un pueblo ,para por cuestiones diversas ,llegar a la gran población o ciudad que en este caso es Barcelona y aún mas concretamente El Prat de Llobregat, que aunque no deja de ser un pueblo en el sentido estricto de la plabra ,convendreis conmigo en que su cercania a la gran urbe y su próximidad al aeropuerto que le da su nombre, hacen de mi «,otro pueblo»,algo muy dispar a la pequeña localidad cacereña que me vió nacer.
Es la eterna dicotomia ,lo rural o lo urbano,la ciudad grande y desprovista de cercania o el pequeño pueblo con lazos fraternales entre i todos sus habitantes ¿.Que hace más feliz al ser humano ?.Dificil pregunta porque si bien nuestra procedencia y su recuerdo nos acompaña el resto de nuestros días, no es menos cierto que el Prat de Llobregat es el lugar donde han nacido y hemos criado a nuestros hijos y donde muchos nos hemos desarrollados como seres humanos.Y por mucho que haya quien quiera mostrarnos en la discordia de tener que elegir porque nos sentimos con el corazon dividido.No hay nada mas amargo que olvidar de donde provienes y nada mas desagradecido que no amar a la tierra que te acogió para luego darte las oportunidades.Por lo tanto ni pueblo ni ciudad .O mejor dicho aún las dos Garrovillas y el Prat,- Prat o Garrovillas, El Prat y Garrovillas,y extremadura en total son mi vida y mi esencia y si bien es cierto que lo rural estaba asociado con la falta de modernidad y de innovación y la ciudad es un avispero de «enteradillos» rodeados de ruido y polución, no creo que se deba elegir entre una y la otra .Insisto LAS DOS.
Cuando uno mira su infancia y su juventud y ve pasar los años,miramos los rostros de gentes anónimas de las grandes poblaciones ,como pasan delante de nuestros ojos con las más absoluta indiferencia,como, la vida se deshumaniza ante tanto hormigón, sin alma y es entonces cuando uno regresa al pasado como una agradable formula de cohabitar en buena convivencia con tus vecinos.
Cada año regreso a Extremadura, a mi pueblo Garrovillas y voy para verla,para recoger algunas huellas ,para reconocerme entre los árboles del pueblo y en las calles bien empedradas y llenas de historias detenerme y respirar hondo,coger fuerzas entre la brisa que me saluda al pasar ,disfrutar del pueblo humano y pueblo piedra percibiendo la sastifación de saber que también me recuerdan.
Ahora estamos en la eterna ciudad,concebida como un lugar exclusivo de lo urbano y consiguientemente el campo como lugar exclusivo de lo rural y quizás nos encontremos ante un nuevo escenario donde lo rural y lo urbano se entremezclen para sacar lo mejor de nosotros mismos.
Y mientras eso ocurre y el tiempo pasa, como en aquella bella pelicula de Miguel Delibes, » diario de un emigrante», yo sigo desde el Prat observando a hurtadillas con un escalofrio que me recorre todo el cuerpo ,esa monumental Plaza Medieval, esas dos grandes monumentos arquitectonicos de Iglesias y sus campos en primavera y me digo con una sonrisa
feliz que algún día regresaré aunque sea en mi último viaje.
Por todo ello quiero decir que nada ni nadie decida por mi.
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