Algunos posiblemente tengamos ya parte de nuestras neuronas algo desgastadas por los años y los achaques, más por esto último, pero eso no es óbice para poder discernir una clases de otras.
Aquellos que utilizamos seudónimos, cosa de la que no estoy en contra, cuando elegimos el nombre nos suele traicionar el subconsciente y sin darnos cuentas nos ocultamos detrás de lo que en parte somos o hemos querido ser. En otras ocasiones se escogen por aquello de reivindicar alguna cuestión.
En el caso de algún detective inglés, sus comentarios son tan ficticios como el personaje que eligió para taparse bajo su sombrero y detrás de su bigote. Claro que no era de extrañar habiendo sido creado por la afamada Agatha Christie quien provenía de la Clase Media Alta Británica y estudio en diversos institutos del París de La France –para más información wikipedia-
Dicho lo anterior, el de la lupa no podía traicionar ni a su creadora ni a su subconsciente, y así nos deleita con que los sindicalistas comen langostinos y beben rebujito en la Feria de Sevilla.
¡Pero hombre! ¿Cómo se les ocurren esas cosas a los sindicalistas? Éstos deberían llevar marcado a fuego en la frente el nombre de su afiliación e incluso portar unas tablas de San Lázaro, como los leprosos, para que la gente de Clase Alta se fueran apartando de su camino; no podrían pasar de ser tipógrafos, carboneros y gente de mal vivir (perdón para estos gremios); incluso debería todavía poder ponerse en los dinteles de las puertas blasones, para diferenciar la gente con clase que la clase de gente; esperar sentados en el pretil del pozo de La Plaza a que el Señor tuviera a bien fijarse en alguno para echar la “güebra”. No, no le ha traicionado el subconsciente, cada uno demuestra lo que es. Me parece bien.
Posiblemente nuestro artificial detective se pueda localizar en la foto, porque seguro que en la realidad es un afamado empresario que se puede permitir el lujo de escribir sus reflexiones en horario laboral, cosa que a un trabajador asalariado no le está permitido. Bueno los jubilados también podemos.
Salud,
Julio Saavedra Gutiérrez
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