Crónica «agostil» III parte y final

Se fue este agosto sin necesidad de crear serpientes de verano en lo nacional, que bien es cierto que han hecho el agosto en agosto aquellos del cuarto poder que en otros tiempos vendían “papeles” de hasta cuatro páginas y en este han tenido para dar y tomar; que ha sido tórrido y algo convulso y desaforado en lo local.

En alguna ocasión leí a Alonso de la Torre (de las mejores plumas actuales del periodismo regional) que en “Kazri” (Cáceres) se medía el “cacereñismo” en función de los saludos, “holas” y “adioses” que cualquiera que se sienta “catovi” recibe en un paseo desde la Cruz de los Caidos a la Plaza Mayor; algo así se puede realizar en Garrovillas durante el mes de agosto paseando desde La Laguna a la Cruz para poder comprobar el nivel de “garrovillanismo” que cada uno cosechamos; les puedo decir que mi medidor de “villanismo” está casi sin capacidad para más, comprobaréis que he puesto “villanismo” ya que aquí no entran aquellos que perteneciendo a la jet set no son valorables; reconozco que incluso en los primeros días de “saludeo” puedo llegar a ser cargante y estoy dispuesto a recibir el reproche de quienes hacemos el camino en amor y compaña; también es cierto que por aquello de ser libre en mis expresiones he perdido alguno que otro, pero más me reafirmo en mi libertad de decir y poner lo que pienso a costa de perder el lastre que nunca debió ocupar espacio en mi mochila de viaje, bien idos sean, si quieren volver se recibirán pero nunca serán como fueron.

No pensaba yo en esta última crónica “agostil” volver sobre los dimes y diretes que se suelen producir con relación a fiestas y programas, pero haré una excepción, además con la salvedad que en este caso no es reproche; primero, en lo lúdico decir que aquello que en la otra plaza -la laguna- mide la calidad de las noches verbeneras, ha habido de todo, algunas excelentes, otras menos, pero en general aceptable, este referente a las orquestas, cierto es que salvo alguna ya conocida las demás son como los melones, que no se saben cómo están hasta que se abren, otra cosa es la distribución de los días en función de que sea más o menos “gordo”.

No me duelen prenda (ya me han dolido bastantes partes de mi cuerpo) reconocer aquello que se mejora, y si bien es cierto que el montar la plaza para los festejos ocupa y preocupa bastante tiempo, más del deseado, el quitar los elementos y limpiarla se ha realizado este año en cinco días, el viernes después de toros ya estaba visitable y solo a falta del último “abalón”, me alegro y digno es mencionarlo; otro tanto ha ocurrido con el escenario que ocupa buena parte de “la laguna”; como por arte de birlibirloque fue desmontado, evitando en primer lugar peligro para los infantes y en segundo, dando luz y espacio a esa maravillosa plaza arbolada y pretinada de granito. Si es necesario se volverá a montar para algún acto en honor del 8 de septiembre por aquello de convivir dos celebraciones, la del día de la Comunidad y el día de la Patrona, aunque bien es cierto que ésta siempre está en desventaja con su compañero de patronazgo por aquello de la diferencia de actos lúdicos entre la una y el otro.

Lo dicho, “bendito y con Dios” vaya este agosto que no ha quedado seco por evaporación de líquidos transpirados; tanto en lo nacional como en lo local, y haciendo algún que otro malabarismo dialéctico por aquello del título recientemente otorgado de “adalid de la dialéctica”, si es cierto que alguna similitud existe por aquello de haber dado las urnas en las últimas elecciones (locales y nacionales) un resultado que obligaba a los administrantes a ser dialogantes para conseguir apoyos en función de las mayorías minoritarias obtenidas, pero más bien ha ocurrido lo contrario, por aquello de los voceros “apoyantes” y el propio engreimiento de los líderes, nos hemos ido creciendo y quedando solo ante el mundo; lo que debería haber sido dialogo y acuerdos se ha convertido en distancias e insultos, rayando el maltrato psicológico en algunos casos. Difícil está la situación, seguro que todos queremos tener razón, pero el ambiente de crispación a nivel local ha alcanzado cotas preocupante, ya no solo entre los representantes, lo más peligroso es que se ha transferido a la población; hace algún tiempo, no mucho, se culpaba a quien ya no está en esos menesteres, el ambiente en lugar de sosegarse se ha empecinado, la culpa nadie y de todos, pero desde luego aquellos que deberían ser apagafuegos, se han convertido en pirómanos optando por lo contrario a lo que su cargo les obliga.