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Apuntes sobre la festividad de San Blas en Garrovillas de Alconétar.

Pol San Blah, cigüeñah beráh, y si no lah bierah, mal añu esperah (M.M.D.S.)
Decía Moisés Marco De Sande, allá por 1946, paisano y estudioso del folklore y costumbres garrovillanas, sobre la festividad de San Blas lo siguiente:

“Son típicas las fiestas de San Blas y San Blasino, con sus clásicos paseos por la “Portada de D. Pedro y la “Resbalaera”, y sus meriendas, en las que no habían de faltar el “bollo y el chorizo”, las “perronillas”, las “palomas de pan con huevo”, las “limas cañaveraliegas” el “garrapíñate”, y la famosa “Vaca Romera, terror de los chicos….”

Camino entre el Cristo y el convento.

Camino entre el Cristo y el convento.

“El día de San Blas, un hombre vestido de sayón, con la cara pintada de negro, llevando unas astas de toro y un enorme campano atado a la cintura, tocada su cabeza con un gorro cilíndrico alto, y adornado de constas de colores chillones, y armada su diestra de una larga caña, invade el paseo, propinando sendas palizas a los que se niegan a darle algunas monedas o dulces de los que tanto abundan en la fiesta. No se sabe su origen y sí solo que es de tiempo inmemorial.”

Garrovillas, Marzo 1946. MOISÉS MARCOS DE SANDE

En otra de sus publicaciones vuelve sobre el mismo asunto diciendo:

CANDELAS SAN BLAS Y JUEVES DE COMADRES

“Son dignas de mencionar estas fiestas, no sólo bajo el punto de vista religioso, si que también porque en la tarde de citados días, sobre todo el 3 y 4 de Febrero, se desplaza todo el pueblo al paseo, las jóvenes ricamente ataviadas con los trajes regionales, llevando las cestitas con el clásico bollo y chorizo, “perronillas”, quesadillas, etc. Ofrecen un espectáculo encantador la célebre “Peña de la vista” en esos días que, en corrillos pequeños y numerosísimos de jóvenes de ambos sexo, pasan alegremente el tiempo, hasta que la aparición de la “Vaca Romera” da fin a la fiesta. El itinerario del paseo clásico: calle de San Francisco, Cristo de Humilladero, Convento de Franciscanos, Portada de D. Pedro, Peña de la Vista, cuesta de Molano, Carretera, Rollo. Por la noche, baile”.

Si lejos parece que quedan aquellos días, mucho más se distancian los acontecimientos y la forma de celebración.

Hoy día, la festividad de San Blas se rige bajo los acuerdos que se aprueban en la “Cofradía de San Blas”, que es la que organiza los festejos, con independencia de los actos religiosos que están, como no cabe de otra manera, en manos de la iglesia.

Charanga

Charanga

Una de las cuestiones que más ha cambiado con respecto a lo escrito por Moisés Marcos, son los lugares donde se desarrollan los paseos, si él los situaba en los parajes de las inmediaciones de la ermita del Cristo y el convento, dando salida a la carretera de Mata de Alcántara, hoy el recorrido se limita al tramo desde La Laguna hasta el cruce de la carretera de Navas del Madroño. Habría que hacer un estudio riguroso sobre este posible cambio, que a mi entender se produce cuando “La Laguna” va tomando importancia como lugar de paseo y solaz, motivado posiblemente por la configuración a su alrededor de los locales de ocio, como son los bailes y los cines; también a tener en cuenta que en los primeros años del siglo pasado y con motivo de la proliferación de los coches y el arreglo de las carreteras, como en la mayoría de las localidades, una de las opciones para pasear es hacerlo siguiendo el recorrido del asfalto.

Serrana

Como otras celebraciones, ésta, también busca el fin de semana más próximo a la festividad del santo, 3 de febrero, con el fin de atraer al mayor número posible de paisanos y visitantes, tanto para el disfrute de los actos como para dar la posibilidad de sacar de los baúles y airear el traje típico de la localidad, conocido como “serranía”.

Comienza el viernes por la tarde con lo que se denomina “día de los mantones”, en el que la mujer garrovillana se adereza normalmente con traje fino de vestir al que acompaña un mantón, normalmente de los llamados de palma, manila, alfombrado y otros, se suele peinar con moño y tocarse con peineta española.

Tarde de mantones

Lo luce por lo que se conoce como paseo, desde “La Laguna”, Plaza de Colón, hasta las inmediaciones del cruce con la carretera de las Navas, el paseo se acompaña con charanga.

Entrada la noche el blanco de la Plaza Porticada se tiñe de colores cálidos a la luz de la “minaría” y los cohetes que estallan en el cielo garrovillano al compas de las notas de los músicos, unos minutos para “remuarse” y asistencia obligatoria al baile hasta que el cuerpo aguante.

La minaria preparada

El sábado antes de que el sol ilumine las calles de la localidad, éstas se llenan de notas musicales de los pasodobles que la diana floreada va desgranando de casa en casa de los cofrades.

Cita obligada en este momento de quien durante muchos años ha disfrutado, organizado y mostrado sus dotes musicales con su “Stradivarius”, como a él le gusta decir; nos referimos a Agustín Burgueño, más conocido como “Agustu barriga”.

El Maestro Agusto

Antes de la obligada misa cantada, en el atrio de la iglesia parroquial de San Pedro, se hace el traspaso de poderes de mayordomía, este año el honor ha recaído en Luis Durán, “samblasero” de raigambre y dedicación, entregado el bastón circunstancialmente por María del Carmen Prieto que el año pasado fue quien asumió esta responsabilidad, lejos también seguro del pensamiento de Moisés Marcos imaginar que una mujer pudiera obtener ese cargo.

 

Procesión del santo

Tras la susodicha misa le procesión de la imagen por las calles del pueblo, acompañado de las serranas y serranos ataviados en este caso ya con el traje típico, suele la mujer garrovillana tocarse para la misa y la procesión con mantilla negra bordada con agremanes y lentejuelas negras. La imagen del santos, también con sus mejores ropajes y pendiendo de él los cordones garganteros. San Blas por aquello de ser médico y obispo tiene en la localidad cierto carácter académico, de ahí el dicho popular de: “San Blas con el culu atrás y la barriga alanti que phaji un estudianti”.

La plaza y las serranas

Tras la procesión, el público se congrega en la Plaza Porticada para tomar “las once” dando un colorido incomparable a ese espacio toda la paleta de colores de las “serranías” y los distintos tipos de mantones y pañuelos, aunque suelen ser mayoría los llamado de “cien colores”, “flores naturales” o “tres cenefas”, en los últimos tiempos se han incorporado algún otro tipo propio de localidades cercanas, como son el caso de Torrejoncillo o los pañuelos de Arroyo de la Luz y Malpartida de Cáceres. Durante la mañana se celebran los juegos infantiles, y un momento por definir rompe en el ruedo la “vaca romera” para asustar a los más pequeños y divertir a los demás; a la que se le cita con la consabida estrofilla de: “la vaca romera de buen paletón/ que come morcilla y caga turrón”.

La vaca romera

Después de refrescar el gaznate, lo propio es comer pronto el menú típico de estos días, las brezas con todo aquello que se le quiera aditamentar, fundamentalmente del cerdo, y un poco de escabeche con bollo de patata de postre.

Deprisa y corriendo nuevamente al paseo, con el mismo recorrido del día anterior, en el que las serranas garrovillas lucen sus mejores galas y que se hacen acompañar de una cesta con los dulces típicos de la localidad (cagajones, perrunillas, chicas y repelaos, entre otros). En los últimos años también se ha añadido la costumbre de repartir por parte de asociadas de la Asociación de Amas de Casa dulces típicos entre los asistentes al paseo.

Policromía de la serranía

Es también el momento para vender los cordones protectores de las enfermedades de la garganta y las últimas papeletas para la rifa de una becerra; a quienes se visten con traje típico se les regalan unos números para entrar en sorteo de un pañuelo de serrana.

Personaje de la tarde

Durante el paseo suele aparecer un personaje copiado de lo que describía Moisés Marcos, consistente en un hombre vestido con un sayón negro portando un campanillo y unas astas de toro; parece ser el objetivo en tiempos pretéritos era recoger algún alimento para luego repartirlo entre los más necesitados de la localidad. No hace muchos años, sobre la última cincuentena del siglo pasado, también aparecía otro personaje por el paseo que con la cara tiznada y portando dos cañas era el divertimento de los chicos y jóvenes, consistía la diversión en colgar de una de las cañas un higo paso e intentar cogerlo con la boca a lo que si alguno lo intentaba con la mano la otra caña que portaba era la encargada de reparar la fechoría y alejar a quien tuviera esas intenciones, en ese juego de intenciones el personaje solía cantar: “al jhigín con la mano no, con la boca sí”.

A medida que el sol se va poniendo las serranas y serranos van retirándose para guardar sus ropajes y reservarlo para otra ocasión.

Finaliza la jornada con el Festival de Folklore que anualmente organiza el grupo local “El Escaramujo”.

Solo para conocimiento general, lo que ahora finaliza en la jornada del sábado, en tiempos que escribía el paisano mencionado, al día siguiente de San Blas se solía celebrar “San Blasinu”, que era el momento de irse de gira y encarga para ese día “el bollu y chorizu”, lo cual consistía en un bollo de pan en forma de paloma que al cocerlo se le introducía un huevo y un chorizo. A la gira se solía ir ataviado con flores y margaritas como canta la canción popular.

 

Concentración de serranas

Julio Saavedra Gutiérrez, marzo 2019

 

 

 

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