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En breve se abrirá la Autovia de la Plata


La autovía Cáceres-Aljucén abrirá el 29 de junio, y Cañaveral-Cáceres el 25 de julio
La dos aperturas supondrán la entrada en servicio de 97 kilómetros de la A-66 en la región. El viaje de Cáceres a Plasencia se hará en unos 40 minutos, al reducirse en 10 kilómetros.

Será el día de Santiago Apóstol. Quédese con esa fecha, el 25 de julio, porque es la que maneja el Ministerio de Fomento para la apertura de dos tramos de la A-66 (Autovía de la Plata): los que van de Cañaveral a Hinojal y de Hinojal a Cáceres norte, que reducirán considerablemente en kilómetros y minutos el viaje entre Plasencia y la capital de la provincia. Antes aún, el día 29 de junio, entrarán en servicio tres tramos más: Cáceres norte-Aldea del Cano, Aldea del Cano-límite provincial y desde allí hasta Aljucén.

De esta forma, en menos de un mes abrirán en Extremadura 96,7 kilómetros de autovía, y el trayecto de Plasencia hasta Mérida tendrá poco que ver con el actual. El conductor que parta de Plasencia con dirección a la capital autonómica recorrerá unos quince kilómetros por la carretera nacional 630, entrará en la autovía y no la saltará hasta Aljucén, a diez kilómetros de Mérida. Precisamente están en obras los dos tramos situados a ambos extremos (el Aljucén-Mérida, de 9,9 kilómetros, y la variante de Plasencia, de 12).

Ahora mismo, entre Plasencia y Cáceres hay, por carretera, 82 kilómetros, que se cubre en una hora, aproximadamente. A partir del 25 de julio, las curvas del Tajo y del Almonte y las colas de camiones de ese trayecto por la N-630 serán historia.

Viaje más corto

La entrada en servicio de los tramos Cañaveral-Hinojal e Hinojal-Cáceres supondrá un recorte en el viaje de Plasencia a la capital de unos diez kilómetros y veinte minutos. Si el conductor respeta la legalidad y no pisa el acelerador más allá de lo permitido, irá de Cáceres a Plasencia o viceversa en cuarenta minutos, más o menos.

Hay que recordar que el tramo Hinojal-Cáceres está terminado hace más de un año, pero no puede abrir hasta que no lo haga el precedente, Cañaveral-Hinojal. Este último tenía que haber entrado en servicio en marzo, pero se ha retrasado por las complicaciones en la construcción del viaducto que salva el río Tajo, a la altura de una de las colas del embalse de Alcántara. Ahora mismo, sólo falta terminar las obras en ese puente y construir el enlace con el tramo anterior, el Plasencia-Cañaveral. Si no hay cambios de última hora, el día de Santiago Apóstol estará listo y abrirán los dos a la vez.

En cuanto a los tres tramos desde Aljucén a Cáceres norte, la delegada del Gobierno ya anunció que abrirían en este mes, y el se ha fijado como fecha el día 29. El final de Aljucén-Cáceres norte coincide con el inicio de Cáceres norte-Hinojal, lo que quiere decir que quien salga de Mérida y se dirija a Plasencia ni siquiera tendrá que entrar en el casco urbano de la ciudad de Cáceres.

La conflictiva historia del ‘puente tuneado’

El viaducto que salva el río Tajo no es ni el más alto ni el más largo de España, pero su montaje sin precedentes ha topado con múltiples problemas técnicos y ha retrasado la apertura del tramo Cañaveral-Hinojal casi cuatro meses. En Hinojal y en Cañaveral sobre todo, pero también en Plasencia y en Cáceres, ha sido el protagonista de multitud de conversaciones. «Eso está parado, lleva tres meses que no lo mueven…». «Los obreros que vinieron de Sevilla y vivían de alquiler en Cañaveral se han ido a su casa». «No hacen más que pasar grúas». «Por lo visto, eso se mueve que da miedo».

Tras cada uno de esos comentarios a pie de barra hay un rumor, casi siempre exagerado, pero también cierta dosis de verdad. Los paisanos se aferran al refranero y recuerdan que «cuando el río suena, agua lleva». Y en este caso, aciertan.

Información ‘vox populi’

Averiguar toda la verdad sobre el viaducto del río Tajo (su presupuesto inicial ha sido de doce millones de euros), en el tramo Cañaveral-Hinojal de la A-66 es tarea complicada, a pesar de que su devenir ha sido y sigue siendo ‘vox populi’ en la zona. Hasta el punto de que muchos vecinos de Hinojal tomaron por costumbre ir los domingos «a ver cómo va el puente».

Bastaba con tomar la carretera EX-373 (comunica la N-630 con Hinojal) y adentrarse unos kilómetros campo adentro, por esos caminos que los más viejos del lugar conocen de memoria. Y sentarse a mirar. Suena a folklore, pero durante meses lo han hecho familias enteras. Desde allí, además, hay sitios para tomar magníficas fotografías, porque esconder tan maña estructura resulta ciertamente difícil.

El viaducto sobre el Tajo no es especialmente largo, ni especialmente ancho, ni salva aguas repletas de cocodrilos. Sin embargo, su montaje es absolutamente pionero, sin precedentes en España. Lo dice el Ministerio de Fomento en un informe accesible en Internet: «Será la primera vez en España que un viaducto se construya y ensamble del modo en el que lo hará».

A lo largo de ese proceso sin precedentes surgieron, sin embargo, problemas inesperados. Bastantes. El mayor de ellos, las resonancias en los arcos de acero que sostienen la estructura. Cuando el primer arco, el que soporta la vía en sentido a Plasencia, quedó cerrado, los técnicos comprobaron que el viento originaba vibraciones. De forma natural, se producía algo así como un ‘túnel de viento’ de efecto perverso. Fue una sorpresa, con la Naturaleza como principal culpable. La solución fue ‘tunear’ el puente. Así, ‘el puente tuneado’, es como los propios técnicos de la infraestructura han acabado por bautizar a la obra.

El ‘tuning’

Ese ‘tuning’ ha consistido en ir añadiendo unos deflectores (solapas metálicas) a lo largo de los dos arcos, para que el viento tomara otro camino y no originase esas resonancias.

El remedio ha sido efectivo, y el viaducto del tramo Hinojal-Cañaveral de la autovía A-66 ya no se mueve de forma preocupante. Su proceso de construcción afronta durante estos días los últimos pasos. Ya está prácticamente terminado todo el trabajo para uno de los sentidos de la circulación, y el otro es cuestión de semanas.

El ‘viaducto tuneado’, que ha retrasado la apertura del tramo Cañaveral-Hinojal de la Autovía de la Plata casi cuatro meses, luce desde los riveros del Almonte como una estructura al uso, no especialmente llamativa. Pero eso es sólo por fuera. Sus vigas de acero esconden una historia que además de los técnicos, conocen bien en Hinojal y en Cañaveral. Los distintos pasos del montaje. Cada arco se divide en partes, que al final del proceso se ensamblan. Tras instalar pilas ya construidas, dos grúas de gran envergadura empujan las piezas a través de carriles. Una vez sujetas dos (una en cada margen del río), se deslizarán las otras dos por los inicios del tablero (a cada lado del viaducto), hasta que cada una encaje con su respectiva pieza ya montada en el suelo. Después, las dos piezas superiores se irán enderezando en un proceso similar al cerramiento de una cúpula. Cuando se toquen, quedan encajadas una a otra. Por último, se sueldan.

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