Se olvidan los emigrantes hispanos que llegaron a Europa o Norteamérica huyendo de las democracias de Pinochet, la Junta Argentina, la Nicaragua de Somoza, la Cuba de Batista todas ellas bendecidas por el vecino del Norte.
Los gobiernos de ideas totalitarias (China, Unión Soviética, la Alemania de Hitler,… podéis añadir bastantes), nunca han respetado a las minorías ya sean étnicas o intelectuales.
Cuándo los pueblos son explotados todo va bien, se ponen los gobernantes fieles a los explotadores, el problema se plantea si estos pueblos quieren acabar con los explotadores y ser ellos dueños de su propia riqueza. Inventarán guerrillas, dictadores, bloqueos y un sinfín de martingalas para asfixiar a estos díscolos países y vuelvan al redil de la explotación. Llenarán folios enteros de delitos contra los derechos humanos, y muchos serán ciertos.
En este país sabemos muy bien lo que es la emigración, muchas veces a la fuerza; a través de la historia se han perdido en el exilio muchas mentes muy brillantes. Los españoles que profesaban otra religión que en sucesivas oleadas tuvieron que abandonar sus casas, los afrancesados que querían un país más moderno y se equivocaron de bando, los liberales del siglo XIX que tuvieron que huir del absolutismo, los exiliados de la Guerra Civil, los emigrantes de los años 60 que fueron a buscar el pan a los grandes ciudades y últimamente los exiliados del país vasco huyendo del terrorismo. Las ideas totalitarias o la mala gestión económica de los gobernantes siempre han echado a mucha gente de sus hogares.
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