Ajo, agua y resina

Cuando uno es plebe la mujer del César no solo debe ser honrada sino también parecerlo, ahora bien, cuando uno es el César los servicios de la su mujer es un bien para el pueblo.

No seré yo el que ponga impedimento alguno en que cualquier acto cultura que se precie ocasione algún que otro gasto, incluso me atrevería a decir que parte de ellos pueden ser reintegrado en forma del sector servicios a la sociedad donde se desarrolla la actividad. Dicho esto pienso que no es de recibo que habiendose pasado algún tiempo despotricando sobre los que hacian unos, ahora eso mismo lo titulan «aunque solo fuera por no hacer daño al pueblo, deberían callarse». ¡Pero coño, esa es la vara de medir de algunos!, a ver si antes todo era gasto y despilfarro y ahora tenemos patente de corso para todo y además hay que callarse para apoyar la gestión que ellos realizan. Y además no voy a ser chivato y decir que sí que está muy bien que se agasaje a aquellos que altruistamente colabora, trabajan y ponen su sapiencia en esos actos, pero es que siempre hay algún que otro arrimado (antes como ahora) que se aprovecha de la circunstancias.

Así que ajo, agua y resina; que traducido quiere decir «a joderse, a aguantarse y a tener resignación» y sino a la oposición que es donde más agustito se está, dando caña al mono y no teniendo que dar explicaciones, solo pedirlas.