Mantente siempre al día con las últimas novedades de Garrovillas de Alconétar y accede al catálogo completo de fotografías en Alkonetara.

¡Explora, conecta y disfruta de nuestra rica historia visual!
Inicio » Generales » El político

Políticas para ganar una guerra

Garrovillas de Alconétar Foros Generales El político Políticas para ganar una guerra

  • Este debate tiene 3 respuestas, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 20 años por H hamlet.
Viendo 4 entradas - de la 1 a la 4 (de un total de 4)
  • Autor
    Entradas
  • #412
    H hamlet
    Superadministrador

    ¿Estamos en una guerra contra la miseria o contra el terrorismo? ¿Quién es el enemigo? ¿Qué pintan las redes sociales y la tecnología en todo esto? ¿Qué podemos hacer contra el terrorismo de red? ¿Cabe defensa? El 11M nos ha metido, de golpe, en las urgencias del nuevo mundo.

    Sólo hay algo peor que estar en guerra: perderla. De ambas cosas supimos hace menos de una semana. No estábamos preparados pero ya no cabe paso atrás. Estamos en guerra. ¿Pero contra quién?. ¿Por qué?. ¿Quién es el enemigo?. Desde la guerra de Bosnia y sobre todo, desde Kosovo, pasando por el 11S, el grupo ciberpunk español ha venido haciendo una reflexión sobre este tema. Ha llegado el momento de hacerla extensiva y abrir el debate.

    La guerra de la globalización

    Cada vez que una estructura social se abre, la primera respuesta no viene del más débil, sino del que disfrutaba de un pequeño monopolio local de poder. Acostumbrado al uso de la violencia en el mantenimiento de su estatus, será el primero en responder. Desde el cacique carlista de nuestro siglo XIX al marido maltratador de hoy, la estructura es siempre la misma. Un fenómeno igual pasa en el mundo islámico hoy. La identificación de la violencia con las víctimas de una situación injusta es un error heredado de las ideologías del Siglo XX que hay que superar para entender a Al-Qaida y el terrorismo de red.

    Al-Qaida representa la reacción de las dos primeras víctimas -nada inocentes- de la globalización en el mundo islámico: los pequeños caciques locales y las grandes familias de la oligarquía árabe. Unas y otras temen perder su poder en un mundo que se abre. El pequeño líder religioso que en cualquier pueblo marroquí ha ejercido hasta ahora un control estricto sobre la vida de todos y cada uno (comenzando por el monopolio de los alimentos y por la consiguiente posibilidad de castigo sobre cualquiera) siempre temió a las élites laicas y modernas de Rabat o Tanger. Siempre desconfió y rechazo como impuras las romerías (tan parecidas a las españolas) de los rifeños. Pero sólo ahora, cuando una nueva generación de jóvenes inmigrantes tiene otros referentes y manda dinero a casa. Cuando los hermanos pequeños de los que emigran pueden gastar ese dinero en una capital cercana en un McDonalds Halal (con carne islámicamente pura), pero no matada por él, sobre la que él no ejerce ningún control; sólo ahora empieza a darse cuenta de que su verdadero enemigo es la libertad de opciones que la globalización y los patrones de libertad que vienen de Occidente traen a los que hasta ahora eran sus fieles pasivos. ¿Y qué decir de las oligarquías árabes del Golfo que han mantenido fuera de la ciudadanía a prácticamente toda la población comenzando por las mujeres y siguiendo por los trabajadores, casi todos ellos inmigrantes?.

    La primera respuesta: la política

    La primera respuesta importante nos la daba ayer mismo la prensa marroquí: la lucha de los modernizadores, de los que quieren una sociedad abierta y libre, de los pro-globis del mundo islámico es, o ha de ser la nuestra contra Al-Qaida. Los que huyen en pateras buscan un mundo mejor, sí. Pero no sólo económicamente, sino también más libre. Huyen de los caciques y la cerrazón. Y en el aspecto económico no son víctimas de la globalización sino del atroz bloqueo comercial que el proteccionismo de la PAC representa. Contra la antiglobalización de los caciques tenemos que defender más globalización, dotarnos seriamente de la perspectiva de un desarme arancelario que permita -cuando menos- al Norte de Africa integrarse en el mundo abierto en igualdad de condiciones. Sólo así estaremos atacando directa y claramente las bases sociales del horror.

    La segunda respuesta que podemos dar es cúal ha de ser nuestra actitud frente a los musulmanes en general: los musulmanes no son el enemigo, sino el objetivo a ganar; debemos mostrar a las masas musulmanas de Africa, tanto como a las cristianas de América Latina o las taoistas de Asia que las sociedades abiertas, cohesionadas en redes, permiten a la gente vivir de una forma más libre donde todos y cada uno pueden encontrar su lugar. Identificar Islam con Al-Qaida es regalar de entrada el objeto de la batalla a nuestro enemigo.

    Cerrar fronteras físicas o confinar a los inmigrantes musulmanes en el gueto del multiculturalismo sin mestizaje fortalece a los enemigos de la sociedad abierta. Recordemos: en fechas tan cercanas como 1981 la Iglesia Católica española era capaz de llenar la Castellana de Madrid en una manifestación masiva contra la ley de divorcio. ¿Qué ha mediado entre aquel país todavía en buena parte tramontano y la España actual conmocionada por los malos tratos y comprometida en la igualdad de sexos?. Nuestra particular y casi siempre dulce globalización: la puesta en marcha de la democracia, el referente de los emigrantes que entonces volvían masivamente al calor del desarrollo económico y las libertades y la integración en la Unión Europea. El modelo español, que ha alejado en buena medida al integrismo católico de la política y el terrorismo es perfectamente «exportable» al Magreb

    Por David de Ugarte

    #101459
    cañita
    Participante

    Estoy de acuerdo en que muchos antiglobalización y ocupas, que no han trabajo en sus vidas, no le toques su estado del bienestar, su TV, sus discos, internet, su calefaccion y la barriga llena.

    #101460
    H hamlet
    Superadministrador

    ¿Basta con medidas político económicas como las que defendíamos en el artículo anterior para enfrentar el terrorismo?. ¿Sirven de algo las estrategias ensayadas contra el terrorismo de base territorial frente al «nuevo terrorismo» en red?. Una de las claves en la compleja guerra en la estamos envueltos son las redes sociales. Aquí y en el mundo árabe islámico. De ellas dependen nuestras opciones. Sobre ellas y sobre nuestra propia transformación como país, han de girar las estrategias de los nuevos tiempos.

    El mismo día 12 de marzo hacíamos, en debate con nuestros lectores, un análisis sobre qué es y qué hace diferente al terrorismo de red. Llegábamos a la defensa de la tesis según la cual la misma naturaleza reticular de sus acciones llevaban a una forma de organización en red que hacía inútiles las estrategias basadas en la contrainsurgencia propias de la lucha contra el terrorismo territorial; estrategias estas que generaban necesariamente recortes en nuestras propias libertades civiles.

    Ayer, en la primera parte de esta serie, llegábamos a la conclusión de que lejos de ser, como se dice tantas veces, fruto de la miseria, el terrorismo islámico y otros terrorismos de la antiglobalización son una reacción de los perdedores del progreso y la apertura al mundo de sus países, es decir, de los pequeños caciques locales en alianza con las aristocracias tiránicas del Golfo. Llegábamos a la conclusión en definitiva de que el marco político del combate del terrorismo antiglobi debería partir del fomento de la globalización económica, comenzando por el fin del bloqueo a los productos agrícolas. En una palabra: para reforzar las tendencias modernizadoras en el mundo árabe islámico lo primero que debemos hacer es liquidar la PAC.

    Contra el terrorismo de red más sociedad red

    Pero el terrorismo de red islámico no será derrotado sólo aislando a los caciques locales. Tiene otros pilares sociales: en primer lugar las ya nombradas aristocracias petroleras árabes. Estas han de ser derrotadas en su propio terreno con armas financieras, políticas e incluso militares hasta acabar con los regímenes sunníes feudal-teocráticos del Golfo y la península arábiga y llevar, por primera vez, la democracia al mundo árabe. En este sentido, la liberación de Irak, sin haber sido en si misma un golpe contra el corazón de la bestia, si que ha contribuido a que Occidente pueda contar con una plataforma desde la que «vender» democratización y apertura y desde la que influir en la evolución de regímenes como el saudí cuyos dirigentes y beneficiarios se han dedicado sistemáticamente a organizar y financiar masivamente el discurso y el magma donde captar jóvenes para el terrorismo. También en España, en Madrid, aquí al lado mismo, en Estrecho, por ejemplo. Nosotros debemos jugar la simétrica: apostar por crear redes sociales abiertas que permitan transiciones democráticas y desde las que impulsar una nueva estructura social meritocrática. Debemos ayudar, con las herramientas de la sociedad red y de la apertura comercial, a las clases e iniciativas que representan el progreso, los enemigos naturales de caciques y príncipes feudales. En otras palabras, Occidente debe apostar porque surjan redes y sociedad civil en el mundo árabe y debe hacer a esas redes cómplices de la globalización, no negarles sus mieles ni darles con la puerta en las narices.

    Pero el mundo árabe e islámico no acaba en Ceuta. El Islam es ya la segunda religión de Europa. Y recordemos: los musulmanes, también los que viven en Occidente, no son el enemigo sino el objetivo a ganar. Pero ¿cómo vamos a integrar a los musulmanes, en su mayoría emigrantes en un país de cuadrillas?. Los intentos de hacerlo desde la vieja estructura social han fracasado en todo el múndo. Sólo desde la previa identidad como nación red podremos tener un tejido social común y no un futuro basado en el triste modelo de «las dos comunidades» (como en Irlanda del Norte).

    No todos los antiterrorismos son iguales

    Merece la pena ahora hacer un contraste: mientras las estrategias antiterroristas clásicas se basaban en el aislamiento, ahora debemos basarnos en la integración, mientras la contrainsurgencia lleva necesariamente parejo un recorte de derechos civiles, la necesidad de impulsar las redes sociales aquí y en el entorno del mundo árabe islámico nos llevan a tener la libertad, las máximas libertades civiles posibles, como precondición.

    Para ganar la batalla al terrorismo de red antiglobalización, debemos en primer lugar cambiar nosotros mismos como país y proyectar ese cambio fuera. Los ejes de esta compleja estrategia habrían de ser más red, más redes, más globalización y más libertades.

    Por David de Ugarte

    #101461
    H hamlet
    Superadministrador

    [quote:ff1fecd0be=»Cañita»]Estoy de acuerdo en que muchos antiglobalización y ocupas, que no han trabajo en sus vidas, no le toques su estado del bienestar, su TV, sus discos, internet, su calefaccion y la barriga llena.[/quote:ff1fecd0be]

    Yo no estoy de acuerdo con lo que dices. Creo que no estamos hablando del mismo tema.

Viendo 4 entradas - de la 1 a la 4 (de un total de 4)
  • Debes estar registrado para responder a este debate.

Mantente siempre al día con las últimas novedades de Garrovillas de Alconétar y accede al catálogo completo de fotografías en Alkonetara.

¡Explora, conecta y disfruta de nuestra rica historia visual!