Con orgullo os digo que yo fui una A Tope, peña cañera y revoltosa como la que más, camiseta verde con cabeza de toro a la espalda sobre bandera extremeña eran nuestras enseñas. Quizás nos recordéis por amenizaros las tardes a base de bombo y tambor…O tal vez alguien nos recuerde instalados a la entrada de la plaza, capote, bombo y tambor por herramientas, para pedir «un durino, chss, chss, un durino, chss, chss..». Nos dieron, durinos y perrinas varias, bolsas de piñones, un melón…, con la consiguiente ovación a cada donante. Pero la mayor hazaña de la peña, del sector masculino, fue subir a nuestro carro a una de las vaquillas del aguardiente, para terror e histeria del sector femenino, que huyó despavorido en todas direcciones y por sitios imposibles apenas vimos asomar aquellos cuernos por el hueco de entrada. Hubo quien apareció en lo alto de la galería y quien volvió de no-sé-dónde con las patas arreguñás, pero el susto mereció la pena por el jartón de reír que vino después…
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