Ayer me ocurrió, por primera vez desde hace tantos años que ni recuerdo, pero me ocurrió. Tuve que hacer esfuerzos para convencerme de que era verdad, de que no se trataba de una pesadilla. En mi recuerdo se agolparon tantas vivencias de los últimos años del anterior régimen que me hicieron pasar un muy mal rato. ¡Había sido Censurado!. Como tengo la costumbre de dejar que las emociones se serenen antes de responder, para poder así hacerlo con la cabeza y no con el corazón, no contesté en ese momento y únicamente me limite a pedir explicaciones, que dicho sea de paso, no se me dieron. Luego he comprendido que debe ser porque en realidad no existe explicación ni razonada, ni razonable. En esencia, el censor lo que hace es filtrar, en virtud de sus filias y sus fobias, lo que en cualquier caso es la opinión, respetable siempre, aunque pocas veces respetada, de quienes tenemos, no se si el defecto o la virtud, pero si la costumbre de expresarla públicamente. Por favor dejad que sea la persona quien decida lo que debe leer, ver, escuchar, apreciar o detestar y repudiar, no os atribuyáis competencias con las que no contáis. Podéis tener la “razón” que da la fuerza, pero nunca os asistirá la fuerza que da la razón. Tratar de erradicar el mal gusto, la chabacanería, el insulto o la imputación de delitos mediante la “tijera” es tan ingenuo como ineficaz, y tan contradictorio como elaborar unas normas para quitarnos la palabra que empiezan diciendo “tus palabras son tuyas”. ¡Que sarcasmo!
No seré yo quien caiga en el error de censurar el escrito que inicia un hilo con el título de “¿NOS HEMOS VUELTO GILIPOLLAS O QUE?, y que ha venido a sustituir al de: “¿SABEMOS CENSURAR?” que han “baneado”, ¿ahora se dice así no?. Me aterra la sola idea de seguir escribiendo bajo la atenta mirada de esta especie de “gran hermano”, que controla todo, y que no duda en aplicar “la tijera” e instruir para que lo hagan a los que yo iba a llamar colaboradores, pero que él mismo parece relegar a la categoría de pupilos o subordinados con frases como ésta, y transcribo literalmente: “Sí hay que borrar mensajes borradlos, y por supuesto no tenéis que justificaros ante nadie” , o esta otra: “Sí alguien se aburre y en vez de hablar de lo que sea os da mucho la vara, bloquead su cuenta sin pensarlo” y les da incluso las instrucciones de cómo hacerlo. Eso sí, deben hacerlo, sin pensarlo. ¿Adoctrinamiento?. Reconozco que no estoy acostumbrado a leer este tipo de cosas y que, a pesar de no ser extenso, me ha costado llegar al final. Así me he encontrado con la guinda con la que termina y que no tiene desperdicio: “Espero que no sea demasiado tarde, ni que estéis demasiado quemados, sí os parece puedo encargarme yo de moderar los comentarios por un tiempo”.A mí, desde luego, no me vas a moderar y mucho menos a censurar, porque este será mi último escrito, con el que me despido, sintiéndolo mucho, de todos aquellos con los que he debatido. Unas veces desde puntos de vista distintos, otras veces contradictorios, pero siempre desde la buena fe.Con el deseo de que volvamos a encontrarnos en éste o en cualquier otro espacio cuando la libertad este restaurada y con saludos para todos me despido. cjgil. Fdo: Candido Javier Gil Pizarro.
Últimos Comentarios