Mantente siempre al día con las últimas novedades de Garrovillas de Alconétar y accede al catálogo completo de fotografías en Alkonetara.

¡Explora, conecta y disfruta de nuestra rica historia visual!
Inicio » Enlaces Garrovillanos

EL ‘CASO GARAY’ Y LAS POLÍTICAS DE SUBSIDIO

Hace cien años, en mi pueblo, el de la plaza porticada, el 90 por ciento del censo votó al candidato del partido conservador. El raro consenso en torno al candidato, por otra parte perfectamente desconocido para los votantes, tenía una única explicación. Antonio Garay Vitorica , el prócer vasco que aspiraba a representar a los electores del distrito de mi pueblo pagó cada voto a 40 pesetas de las de entonces. La candidatura del señor Garay tuvo tanto éxito que sus representantes agotaron el numerario, emitieron pagarés, se retrasaron en el pago, la gente de mi pueblo se amotinó, llamaron a la Guardia Civil de Cáceres y los incidentes terminaron llegando al Congreso de los Diputados que, en una sesión memorable (jueves, 16 de mayo de 1916), los representes de la nación debatieron el caso de la compra de votos en Garrovillas de Alconétar. A los políticos y a los sociólogos electorales les recomiendo vivamente la lectura del Diario de Sesiones del día mencionado y, si aún se quedan con curiosidad, amplíen sus conocimientos con la lectura de la documentación sobre la compra de la Encomienda de la Clavería por don Antonio Garay en la Sierra de San Pedro.

¿Qué tiene que ver lo sucedido hace tantos años con un pretendido balance de la VIII legislatura de la Comunidad Extremeña? Poco o nada o mucho, según se mire. Tengo para mí que los expertos que aconsejan al presidente Monago, por supuesto con su aprobación, no andan lejos de la mentalidad de don Antonio Garay Vitorica. ¿Cómo se explica si no que en el tramo final de la legislatura, cuando por otra parte las entidades controladoras del déficit publico le han propinado un clamoroso tirón de orejas, el Gobierno de Extremadura haya contravenido sus convicciones antisubvencionista con una «lluvia beneficiosa de primavera» de subsidios, equiparables a lo que sucedió en 1916, también en la primavera. Las 40 pesetas del peculio de don Antonio Garay tapaban el hambre de mis abuelos; las medidas subvencionadoras de Monago tratan de remediar los estragos de la crisis. Una y otra, la primera de forma burda y horrenda, la segunda de modo civilizado, una y otra, digo, tienen la misma finalidad. Porque hay que ser distraído o sectario para no descubrir la intencionalidad electoral de las normas que un mes antes de las elecciones subvencionan a mujeres, a funcionarios, a niños, etcétera. En ninguna otra comunidad autónoma se ha registrado igual celo por remediar lo que no se hizo en tiempo reglamentario. Por eso Extremadura continúa siendo distinta en el imaginario nacional y por esta razón las actitudes del señor Monago abren los telediarios.

Lo malo en todo caso no es el criterio de los asesores electorales del presidente Monago. Lo malo es que aciertan y, si no aciertan, van bien encaminados. Están convencidos que al extremeño se le conquista, aún y todavía, con medidas de subsidio. Y saben -¿cómo no van saberlo?- que el extremeño sencillo es agradecido y que todavía besa la mano de quien le beneficia. Si no fuera así, ¿díganme qué otras razones justifican la política postrera del presidente Monago haciendo mercedes antes de que el árbitro decrete el final del partido? ¿Se lo creen ustedes? ¿Alguien ha medido la pervivencia del factor clientelar en los comportamientos electorales de los extremeños?

Recuerdo una anécdota absolutamente cierta de los primeros tiempos de la Transición: una persona, de reconocida y clamorosa opinión reaccionaria, yo diría que preconstitucional, me confesaba que se había dado de alta en un determinado sindicato. Cuando le mostré mi extrañeza vino a decirme que le habían aconsejado hacerlo para asegurar un determinado trabajo, por supuesto público. ¿Cuántos casos similares han conocido ustedes en la vida ordinaria de los extremeños?

Si a mí me preguntaran en una encuesta en la calle de Santa Amalia, en la de San Juan o en Pintores sobre cuáles son los males que aquejan a la política extremeña, les diría que el síndrome clientelar: votar en razón al interés de subsistencia. Claro que todos votamos por interés, en Extremadura y en la Cochinchina. ¡Ojo, algunos continúan haciéndolo por razón ideológica! O porque a su abuelo lo mataron los rojos o lo secuestraron de madrugada los azules. Lógico. Lo malo es cuando se vota por necesidad. A mis paisanos de 1916 los llevaban a la urna en formación cerrada después de haberles repartido las 40 pesetas. Lo terrible es que todavía existen gentes convencidas de que a los extremeños se les cautiva sufragando un subsidio treinta días antes de las votaciones. En las sociedades de progreso se vota a partidos o personas que representan un modelo de sociedad o de valores con los que más se identifica cada uno.

En aquella memorable sesión del Congreso de los Diputados a la que me refería al comienzo de este comentario, el representante del partido liberal demócrata, Marcelo Rivas Mateos, un extremeño de Serradilla que ojalá alguien rescatara del olvido, se encargó de denunciar la infamante compra de votos que ocurrió no solo en mi pueblo, sino en todo el distrito electoral, como venía siendo costumbre: «aquella lluvia beneficiosa de primavera que cayó en aquella tierra sedienta de billetes de Banco», como decía con sorna el sarradillense ante un sorprendido auditorio en el que se encontraban personas del rango de Giner de los Ríos, Romanones o Silvela.

Hay dos clases de evolución en la sociedad humana como en la naturaleza, decía en aquella ocasión nuestro ilustre paisano. «Una evolución progresiva, ascendente, de mejora y de perfección, y otra regresiva». Sin ánimo de corregirle, este modesto opinador se atreve a señalar una tercera clase de sociedad: aquella que evoluciona con una lentitud exasperante, en la que todavía caben reclamos clientelares.

Jose Julian Barriga Bravo

Fuente : 

 

 

Mantente siempre al día con las últimas novedades de Garrovillas de Alconétar y accede al catálogo completo de fotografías en Alkonetara.

¡Explora, conecta y disfruta de nuestra rica historia visual!